[vc_row][vc_column][ultimate_heading alignment=»left» margin_design_tab_text=»»]
Deja a un lado el rencor y sigue adelante con tu mundo interior en paz
¿Aún tienes sentimientos negativos hacia esa persona que te hizo daño?, ¿no le deseas nada bueno?, ¿te alegras por sus fracasos o sufrimientos?, ¿crees que no merece ser feliz?… Cuando no logramos perdonar acumulamos rencor en nuestro mundo interno, y ese sentimiento solo nos afecta a nosotros mismos, nos llena de infelicidad, desamor y tristeza.
El rencor no es más que un escudo de “falsa protección” para el sufrimiento o una vía de escape ante la tristeza, porque creemos que así somos más fuertes y no nos mostramos “débiles” ante los demás. Pero, ¿a quién beneficia ese rencor?, ¿cómo te hace sentir en realidad?, ¿qué ganas con todo esto?, ¿hay algo positivo en medio de este sentimiento?
Cuando no somos capaces de dejar a un lado el rencor, no encontramos la paz interior, albergamos odio en nuestro corazón, continuamos culpando a un tercero por todo lo que nos pasa en la vida y tenemos “el mal” en mente durante mucho tiempo… Así, poco a poco vamos dañando nuestra autoestima, viviendo en medio de contradicciones y dominados por emociones negativas.
¡No te equivoques! No se trata de volver a hablar o ver nuevamente a esa persona para mostrar que hemos perdonado… Se trata de nosotros mismos, de nuestro interior, de perdonar para estar en paz con nosotros, de dejar ir deseando lo mejor, porque lo que el universo se encargará siempre de darnos lo que tanto deseamos.
Entonces, ¿seguirás permitiendo que el rencor se instale en tu mundo interior llenando tu corazón de infelicidad, o dirás adiós a ese sentimiento para dar paso al perdón?… Recuerda que una vez más, y como siempre, la elección está en tus manos, porque eres tú quien decide vivir en paz o en medio del caos.
Para dejar a un lado el rencor y seguir trabajando el amor propio, te invito a realizar la práctica de esta semana:
1.- Escribe una carta con tus mejores deseos para esa persona que te hizo daño
2.- Lee la carta en voz alta y luego guárdala. Puedes volver a leerla cuando el sentimiento de rencor aparezca otra vez en tu corazón.
[/ultimate_heading][/vc_column][/vc_row]